
Ciencia y Diseño: Cómo poner orden al caos
Si alguien entrara en mi habitación sin saber a qué me dedico, probablemente nunca adivinaría que soy diseñadora gráfica. No hay pósters llamativos, estanterías llenas de objetos visualmente inspiradores ni una explosión de colores en cada rincón. De hecho, mi espacio se parece más a lo que la gente imagina de alguien que trabaja en informática o en un laboratorio científico: todo está ordenado, cada cosa tiene su lugar y cualquier elemento innecesario me estorba.
Esto siempre me hizo dudar de mi identidad como diseñadora. ¿Cómo podía ser creativa si no me rodeaba de caos? Durante mucho tiempo, pensé que la creatividad pertenecía solo a los artistas, a esas personas que se dejan llevar por la inspiración y plasman sus emociones sin preocuparse demasiado por la lógica o la estructura. Hasta que entendí algo fundamental: la creatividad no es exclusiva del arte, sino de cualquier disciplina que busque soluciones nuevas a problemas complejos.
Y entonces me di cuenta de por qué me gusta tanto el diseño editorial: porque es una forma de ordenar el caos.
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Diseño y Ciencia: más conectados de lo que parece
Hoy en día parece que el arte y la ciencia son mundos completamente separados, pero históricamente no era así. Durante siglos, los artistas fueron también matemáticos, científicos e ingenieros. Para ellos, la creatividad y la lógica no eran opuestas, sino complementarias.
Leonardo da Vinci, por ejemplo, no solo pintaba, sino que estudiaba anatomía, geometría y mecánica para perfeccionar sus obras. Miguel Ángel aplicaba principios de perspectiva matemática en la Capilla Sixtina. Los arquitectos góticos utilizaban fórmulas geométricas para diseñar catedrales, logrando estructuras armoniosas y equilibradas.

Pero no es solo cosa de los artistas del Renacimiento. La naturaleza misma sigue patrones matemáticos que luego hemos aplicado al diseño.
- La proporción áurea, presente en caracoles, flores y hasta en la disposición de los huesos humanos, se ha usado en todo, desde el Partenón hasta la maquetación de revistas.
- La secuencia de Fibonacci, donde cada número es la suma de los dos anteriores, se encuentra en la disposición de pétalos, en huracanes y en galaxias. En diseño, se usa para crear composiciones equilibradas.
- Los fractales, como los de los copos de nieve o las ramas de los árboles, han influido en la identidad visual de marcas, en patrones arquitectónicos y en el diseño generativo.
- El principio de simetría, que encontramos en rostros humanos, alas de mariposa y estructuras cristalinas, se usa para transmitir equilibrio en el diseño gráfico y la identidad visual.
Estos principios no fueron inventados por los diseñadores, sino descubiertos en la naturaleza. Lo que hicimos fue observarlos, entenderlos y aplicarlos para mejorar la comunicación visual.

Al igual que la ciencia estudia patrones para entender el mundo, el diseño usa principios estructurados para organizar la información de manera efectiva.
La ciencia detrás del caos
Cuando hablamos de caos, solemos pensar en algo completamente aleatorio y desordenado. Pero, en realidad, el caos tiene un orden interno.
Desde las matemáticas, la teoría del caos explica que los sistemas caóticos no son aleatorios, sino que siguen patrones complejos que pueden parecer impredecibles a simple vista. Un ejemplo muy conocido es el efecto mariposa, que demuestra cómo un pequeño cambio en las condiciones iniciales de un sistema puede generar consecuencias enormes e inesperadas.
Esto se aplica perfectamente al diseño. Incluso el diseño más caótico sigue una estructura y unas reglas invisibles. Podemos jugar con composiciones asimétricas, con colores vibrantes que parecen estar en guerra entre sí, con tipografías gigantes que rompen la armonía tradicional… pero detrás de todo esto, hay una intención. El diseñador no coloca elementos al azar: incluso cuando quiere transmitir caos, lo hace de una forma controlada.
El caos no es la ausencia de reglas, sino un sistema dinámico donde cada pequeña decisión afecta el resultado final.
El diseño, al igual que el universo, se rige por reglas estrictas, pero al mismo tiempo deja espacio para la aleatoriedad y la creatividad. Un simple cambio en la alineación de un texto o en el color de un botón en una web puede alterar por completo la percepción del mensaje, igual que una pequeña variación en el clima puede desencadenar una tormenta en la otra punta del mundo.
No se trata de eliminar el caos, sino de entenderlo y usarlo a nuestro favor.
Arte vs. Diseño
Este es otro punto donde muchas veces se confunden las cosas. ¿El diseño es arte? No necesariamente.
El arte es una forma de expresión. No siempre busca ser entendido, sino transmitir una emoción o una idea personal, sin necesidad de seguir reglas establecidas. Puede ser incoherente, ambiguo o incluso caótico en su máxima expresión.

El diseño, en cambio, tiene un propósito claro: comunicar. No puede permitirse ser inentendible porque su objetivo es transmitir un mensaje de la forma más clara posible. Por eso sigue ciertas normas de composición, contraste, legibilidad y estructura. No es una cuestión de creatividad vs. lógica, sino de encontrar el equilibrio entre ambas.
Un ejemplo perfecto de esto es el diseño UX/UI. Su propósito no es solo que una app o web se vea bonita, sino que sea fácil de usar y eficiente. Para ello, se estudia el comportamiento del usuario, se analizan patrones de navegación y se aplican principios de accesibilidad. Cada botón, cada espacio en blanco y cada color tienen una razón de ser, basada en la experiencia del usuario.
Los científicos buscan el orden en el universo para comprenderlo mejor. Los diseñadores hacemos lo mismo con la información visual para que sea más clara y accesible.
Lo mismo ocurre en el diseño editorial. Cuando maquetamos un libro, no colocamos los textos al azar. Todo está pensado para que la lectura sea fluida, para que la información esté bien organizada y para que el lector no se pierda. Es, en cierto modo, como ordenar una habitación: cada elemento debe estar en su lugar lógico.
Pero eso no significa que el diseño no pueda jugar con el caos. A veces, un diseño caótico puede ser una herramienta poderosa para captar la atención. Sin embargo, incluso en esos casos, sigue existiendo una estructura que lo hace funcionar.
Diseñar es poner orden al caos
Después de todo, el diseño no es solo estética. Es estructura, estrategia, lógica y, sobre todo, intención.
Diseñar es observar el caos de la información, los colores, las formas y las palabras, y encontrar una forma de organizarlos para que tengan sentido. Es como descifrar un código invisible que conecta lo visual con lo funcional, lo creativo con lo racional.
Y en este proceso, como en la ciencia, hay algo fascinante: siempre hay nuevas formas de resolver un problema. Siempre podemos encontrar una variante diferente, un camino inesperado que nos lleve a una solución que no habíamos contemplado.
Así que sí, mi habitación es ordenada y minimalista. Y no, no soy la típica diseñadora gráfica rodeada de inspiración caótica. Pero eso no me hace menos creativa. Porque la creatividad no es el desorden, sino la capacidad de entender el caos y darle sentido.
Y tú, ¿cómo aplicas el caos y el orden en tu forma de crear?
Fuentes y Referencias
- Mandelbrot, B. (1982). The Fractal Geometry of Nature.
- Arnheim, R. (1974). Art and Visual Perception: A Psychology of the Creative Eye.
- Lidwell, W., Holden, K., & Butler, J. (2010). Universal Principles of Design.